Un final feliz, quizás.

Atrapado entre la nieve Esteben saltó por la alambrado intentando huir de aquellos hombres. Armados con navajas y escopetas corrían tras de él intentando poner fin a la huída de aquel miserable ser condenado a cumplir un castigo de un delito que no había cometido.
Sudoroso y cansado Esteben decidió entrar en una cabaña que vio a unos pocos metro de él y que parecía segura. No sabía si había gente, pero necesitaba agua y comida.
- ¿Quién es usted? – dijo una mujer
- Vengo de la cárcel, he escapado y busco comida y agua. Prometo no hacerles daño, sólo quiero sobrevivir – dijo mientras su mirada se clavaba en los ojos de aquella paisana que parecía estar convenciéndose de su inocencia. 
La mujer le hizo un gesto indicándole que se sentara y poco después desapareció entre las paredes de aquella vieja casa. La cabeza le daba vueltas y el cansancio le apretaba el pecho. Un pecho que contenía un corazón cansado y débil. De repende Esteben notó que algo se movía unos pocos metros a su izquierda y pronto vio que se trataba de un niña de ojos azules que supuso que era la hija de aquella mujer. La niña asustada por aquel extraño salió corriendo a los brazos de la mujer y se agarró a ella con brazos y piernas.
- No te asustes, Amy. Es como tú, huye de los malos.
La niña pareció tranquilizarse y lo miró curiosa pero aún temerosa.
- ¿Qué quieres decir con que es como yo? – dijo Esteben
- La recogí en el bosque hace unos meses. La he protegido desde entonces.
Fue en aquel momento cuando Esteben se dio cuenta de había encotrado la libertad. Después de largas noches sin dormir y días sin comer sabía que allí estaría seguro y que podría empezar una vida nueva.
- Y dime, ¿qué les hiciste tú para que te metieran esos bartardos?
- Les compliqué la vida y decidieron acusarme de algo que yo no había hecho para quitarme del medio.
Ambos empezarón a reír. Segundos después se miraron a los ojos. Un sentimiento que los dos habían olvidado se les clavó en las costillas y se hizo hueco entre el dolor y la soledad. En ese mismo instante algo había cabiado entre aquellas cuatro paredes de madera carcomida. Una historia con final feliz, quizás. 




¡Hola a todos! Este relato es muy diferente a lo que yo he escrito siempre. La gente que me seguía, o los que habéis empezado a leerme hace poco veréis que nunca he escrito algo así. Así que me gustaría saber críticas constructivas y además si queréis que siga o no. 
¡Muchísimas gracias a todos los que me seguís! (y anónimos vosotros también podéis comentar)

3 comentarios:

  1. Nunca está de más innovar, sobretodo si al final creas textos tan geniales como éste :)
    Un beso enorme bonita!

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  2. (tengo curiosidad por conocer la historia de esa niña de ojos azules)

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  3. Yo te animo a que sigas el proyecto Patricia :)
    Además, conforme vayas escribiendo tú misma sabrás cómo y qué modificar, cómo corregirte... a escribir se aprende escribiendo al fin y al cabo.

    Me ha gustado el relato, sobre todo esta parte:
    - No te asustes, Amy. Es como tú, huye de los malos.
    La niña pareció tranquilizarse y lo miró curiosa pero aún temerosa.
    - ¿Qué quieres decir con que es como yo? – dijo Esteben
    - La recogí en el bosque hace unos meses. La he protegido desde entonces.
    Fue en aquel momento cuando Esteben se dio cuenta de había encotrado la libertad.

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