Dejamos de ser libres cuando tenemos algo que perder


- Dejamos de ser libres cuando tenemos algo que perder – me dijo.
Acto seguido cerró la puerta y me dejó allí, a mi y una niña de ojos azules que había quedado atrapada por la oscuridad de la noche. La cogí de los brazos y comencé a andar camino a ningún lugar, con dirección a la no libertad.
Yo siempre había sido un jugador, un borracho y un mujeriego. Pasaba mis noches rodeados de labios rojos y polvos blancos. Lleno de vida y de muerte. No sabía a la hora que me iba y mucho menos a la que llegaba. Vivía de la herencia de la tía May y los horarios para mi no eran más que una invención del hombre que no estaba dispuesto a respetar. Me pasa el día durmiendo y la noche bailando o en cualquier prostíbulo calmando mi soledad con algunas piernas largas dispuestas a hacerme olvidar.
Mis padres habían muerto cuando yo apenas tenía 17 años y no había tenido más familia que Maullidos. Dar explicaciones no entraba en mi manera de actuar y mucho menos privarme de mis vicios por una noche loca que apenas recuerdo. Pero así era, allí estaba, una niña que apenas tendría 3 años llamándome Papá y una responsabilidad que jamás habría querido tener. Todo cambió en aquel mismo momento.
Después de aquello hubo un tiempo en el que cada noche salía a ver a las estrellas y a preguntarme por qué, sin embargo ahora es cuando he encontrado la respuesta. Ella es mi salvadora, quien me ha encontrado después de estar perdido tantos años.
Y ya no me importa ser libre o no, ya no quiero alas. Adoro la jaula en la que me encuentro, y simplemente porque ella la comporte conmigo.
Despertar cada mañana y oírla respirar.
Despertar cada mañana y poderla besar.
Vivir, sentir y saber que ella lo hará junto a mi. 



Hoy espero hacer algunas fotos y contestar comentarios :)

5 comentarios:

  1. Precioso :)
    Es fascinante como la vida puede dar un giro inesperado en cualquiero momento y que rompa todos tus esquemas para el futuro.
    Un beso enorme bonita, ¡qué ganas de ver esas fotos!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta. :)
    Espero que sigas escribiendo entradas como esta. Lo que más me ha gustado ha sido la determinación del prota por cuidar de esa niña.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Siempre es bueno tener esos escapes donde por lo menos uno pueda crear la ilusión de ser libre

    ResponderEliminar
  4. Manera irónica la que tiene la vida de presentarnos la solución para nuestra salvación..tanto es así, que no es hasta después de haberlo vivido, cuando nos damos cuenta, de como esa cosa que al principio nos causo rechazo, es la única culpable de nuestra felicidad ;)
    Me encantó el texto ;)

    ResponderEliminar
  5. Precioso, Patricia...
    Me ha hecho sonreír de una manera inimaginable. Yo también soy un poco como él (no en lo del polvo blanco, gracias a Dios) pero sí en la ansia de libertad. A menudo pienso que los hijos y la madurez son un lastre y me empeño en querer morir joven.
    Pero dicen que pocas cosas hacen más pleno que ver crecer a alguien de quien sí puedes decir, con todo el derecho, que es tuyo.
    Fantástico de veras.

    ResponderEliminar